Al Cine: first time ever

En diciembre, aprovechando el puente, nos planteamos la idea de ir al cine. Hasta ahora no vimos el momento claro; algunos amigos con hijos de la edad de #Bichillo, nos comentaban que ya habían ido y por lo que nos decían, las conclusiones era que hay para todos los gustos: quienes están flipando y ni se inmutan, y aquello quienes como mucho están poco más media hora (lo clásicos tiempos de atención infantil). Ah, y algún caso que según entra a la sala, ya están saliendo.

Quizás uno de los factores que nos pudo motivar el ir al cine por primera vez, en nuestro caso fue que se estrenaba «Ralph Rompe Internet«. Desde hace tiempo, en casa hemos visto estas pelis en orden de menor a mayor número de visualizaciones (esto es de verla una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez…)

• Mascotas: especialmente en DVD el extra de Sing Along del momento fábrica de salchicas
• Los Pitufos (1, 2, y la aldea escondida)
• Canta
• and the winner: Rompe Ralph  (por cierto ¿os habéis fijado la pila de guños a videojuegos clásicos que hay? Me encanta el momento que saca una Caja y suena la alarma de «metal gear solid»)

(Entre medias, Gru, Minions, Rey León, Cars, Toy Story, Nemo y otras…)

La peli de «Ralph Rompe Internet» es genial con infinidad de guiños para los adultos sobre el mundo de internet, las redes sociales, las comunidades, etc. El momento Princesas es épico y con caña a Disney.

Bueno, la cosa es que en cuanto a #Bichillo le dijimos de ir al cine, él no tiene referencia más allá de lo que ha visto en casa en la TV. Por lo tanto le explicamos que íbamos a una sala muy, muy grande, con muchas sillas y una gradísima pantalla.

Cuando llegamos, él acompañado en todo momento de su muñeco de nieve, le dimos su billete y fuimos directo hacia la entrada del cine. Allí le explicamos que tenía que dar a ese señor su ticket y él contento le dijo que iba a ver a «Raf, felis y vanelope»; el chico que nos antendió, muy majo le dijo que debería ir a la Sala 8, que está allí (le señalaba). #Bichillo nos miraba ilusionado y encima olía a palomitas. El ambiente ya estaba creado.

Ibamos por el pasillo y veíamos el clásico photcall promocional de Ralph, El Grinch y Los Lunnis. Así que tocó foto en todos y en las paredes los próximos estrenos; nos iba señalando aquellos que ya reconocía (Mary Poppins, Transformes, Mascotas, Aquaman (el rey del mar, según él) y otras que preguntaba. Su cara era todo un poema.

Llegó el momento de enfilar la sala. Estaba tenue, a media luz, la acomodadora le indico hacia dónde debía ir y no dejábamos de ver su cara, . Será chocheo de padres, pero son momentos que se graban a fuego (with love) Vio la pantalla y alucinó pepinillos, además casualmente, estaban acabando los créditos de la sesión anterior y nos valió para sentarnos (él con su alzador) y ver «letras grandes». Encima, vimos una escena post créditos… (Ojo, la peli tiene 2) esta era la última de todo.

La gente llegaba, se sentaba, él miraba a todos los sitios, nos preguntaba cosas, señalaba… y comienzó la publi y como no los trailers, con alguna peli de animación. Mirada al frente impertérrita, boca abierta. La magia del cine había empezado.

Ya sin luz, a oscuras, empiezan a sonar los primeros acordes de Disney, nos miró con una sonrisa y vuelta la mirada al frente. Ya está, lo está viviendo. Empieza la peli, salen esos personajes para él conocidos, una exclamación y sonrisa, les llama. Empieza una hora y media de una experiencia única. Quizás en algún momento que la película va más lenta le vemos moverse más, pero es puntual. Termina, salen los primero créditos y aplaude y dice adiós.

Bajamos las escaleras poco a poco, él sigue mirando al frente esas grandes letras a pie de pantalla. La imagen es única.

Salimos por la puerta y sin soltar su muñeco de nieve, nos dice: «quiero volver«.